A partir del análisis de datos de concentración de cobre en aerosoles atmosféricas obtenidos en la estación de Montseny en Cataluña y de imágenes de satélite de clorofila en el Mediterráneo occidental, realizados por investigadores del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA, UIB-CSIC) y del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA, CSIC), se ha demostrado que los aerosoles con altas concentraciones de cobre resultan tóxicos para el fitoplancton marino. Hasta la fecha, se conocía el efecto positivo de la fertilización producida por los aerosoles procedentes del desierto del Sahara, ricos en nutrientes (nitratos, fosfatos, etc.). Sin embargo, el proyecto CONORDA ha demostrado por primera vez que las deposiciones de polvo atmosférico también pueden producir efectos negativos. Los vientos del norte aportan al Mediterráneo una gran cantidad de compuestos antropogénicos como metales pesados, incluyendo cobre que en altas concentraciones tiene un efecto perjudicial para el fitoplancton. Esta toxicidad es más evidente durante el verano, cuando las comunidades de fitoplancton marino en el Mediterráneo están dominadas por nanoflagelados, más sensibles al cobre.

Los resultados de esta investigación suponen un gran avance hacia la comprensión de las interacciones entre la química atmosférica del cobre y la dinámica del fitoplancton marino. Estos procesos son complejos ya que intervienen factores físicos, químicos y biológicos que afectan a la solubilidad, la especiación y la bio-asimilación de este metal por las distintas especies fitoplanctónicas. De hecho, resulta poco probable que el impacto negativo de los aerosoles se limite al fitoplancton ya que la toxicidad puede transferirse a través de las redes tróficas a otros organismos marinos.

Aunque el estudio se ha centrado en el Mediterráneo, los resultados obtenidos sugieren que otras grandes áreas oceánicas pueden ser igualmente vulnerables al cobre de origen atmosférico, ya que las concentraciones de este metal medidas en los aerosoles de otras zonas son similares o incluso superiores a los determinados en el Mediterráneo occidental. Así, por ejemplo, zonas altamente industrializadas como América del Norte y Asia Oriental podrían producir efectos similares sobre vastas regiones como el Océano Atlántico subtropical, el norte del Océano Índico o el oeste del Océano Pacífico.

Referencia bibliográfica: Antoni Jordi, Gotzon Basterretxea, Antonio Tovar-Sánchez, Andrés Alastuey, Xavier Querol, 2012. Copper aerosols inhibit phytoplankton growth in the Mediterranean Sea. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 109, 21246-21249.

 

©Antoni Jordi